La sequía es la causa más común de la grave escasez de alimentos en los países en desarrollo.
La sequía causó más muertes durante el siglo pasado que cualquier otro desastre natural,
y Asia y África ocupan el primer lugar entre los continentes por el número de personas directamente afectadas.
En 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirmó el derecho de todas las personas a una alimentación adecuada. Sin embargo, el acceso a una alimentación adecuada
en las zonas rurales de muchos países en desarrollo depende en gran medida del acceso a los recursos naturales, incluida el agua.
Todas las actividades humanas utilizan agua: para beber, cocinar, lavar, pero sobre todo
para producir alimentos, papel, el vestido, etc.
La producción de alimentos, a partir de los cultivos y el ganado, la pesca continental o la acuicultura y los bosques, requiere agua.
Esta agua proviene de la lluvia, accesible directamente o a través de la humedad almacenada en los suelos (agua verde) o del agua que se extrae de los ríos, los humedales, los lagos y los acuíferos (agua azul).
Mundialmente, el 70 por ciento de las extracciones mundiales de agua azul se destinan a la irrigación. La agricultura de regadío ocupa el 20 por ciento del total de la superficie agrícola, pero representa el 40 por ciento del total de los alimentos producidos en el mundo.
Se requieren, por ejemplo, unos 1 500 litros de agua para producir 1 kg de trigo, 10 veces más para producir 1 kg de carne de vacuno.
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